La auténtica cocina de desafíos y pasión de Trescha

(Fine Dining Lovers) Su madre prepara vegetales en el microondas y su papá descongela platos precocidos para cenar. Es un verdadero milagro que Tomás Treschanski haya descubierto el camino hacia la cocina, y ni hablar de convertirse en un cocinero galardonado con una estrella Michelin a los 25 años.

El bicho gastronómico al argentino le picó de adolescente, entonces se puede decir que trabaja en el rubro desde casi hace una década. A los 15, el joven porteño se obsesionó mirando series de cocina hasta la madrugada: estos programas lo alimentaron para tomar sus primordiales pasos y su primero plato fue risotto con peras y queso azul. Tres años después, el precoz cocinero fue a Londres a estudiar, y luego pasó por los hornillos de The Fat Duck, Azurmendi y 108. En Europa, Treschanski no solo aprendió a cocinar y trabajar sino a ser un comensal apasionado, y en cada stage, sacaba conclusiones esenciales para sumar a lo que sería Trescha, su futuro restaurante. La construcción tardó dos años, pero en marzo 2023 vio luz un establecimiento de alta cocina para solo 10 comensales que cenan sobre el mostrador de la cocina.

“No tengo la historia de ir a recolectar tomates con mi abuela, nada de eso”, admite Treschanski. “Tampoco tengo una familia gastronómica; de hecho es todo lo contrario. Me crié con comida congelada del supermercado así que mi acercamiento con la gastronomía hasta que fui adulto, digamos, es bastante nulo”.

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